«En mi familia siempre hemos tenido sobrepeso por genética»
No es la genética, son malos hábitos generacionales. No hay ninguna prueba de que la genética sea una variable determinante para el sobrepeso o la obesidad, ni mucho menos para padecer diabetes tipo 2, hipertensión, colesterol desbalanceado, o cualquier enfermedad de origen nutricional o metabólico.
Alimentación moderna y enfermedades metabólicas 🍔🍕⚠️
No existen estos problemas de nacimiento, así como tampoco existe en la naturaleza un león obeso, o un elefante con triglicéridos elevados, o un lobo con diabetes tipo 2. Estos son problemas generados por el hombre moderno y los estilos de alimentación modernos. Los seres humanos del paleolítico y neolítico tampoco padecían de este tipo de enfermedades, porque no comían a todas horas ni se metían a la boca cualquier cosa del supermercado.
Genética y sobrepeso | Malos hábitos alimenticios en la familia 🥤🍟
Lo que pasa es que en tu familia, posiblemente, en ningún momento ninguno de los miembros haya dicho:
— Señoro Cuarentón: Voy a mejorar mis hábitos, ¡pero de verdad, y acudiendo a un verdadero profesional!
— Señoro Cuarentón: ¡Oye! ¿Quién te ha dado permiso para imitarme?
— El Nutri Mortis: Lo siento, Señoro, pero es que eres el mejor ejemplo que tenía, porque sé que es una frase que jamás saldría de tu boca ni a punta de pistola.
Cambios en los hábitos alimenticios y excusas 📉🍽️
Posiblemente, como máximo, hayan hecho cualquier dieta gurú hasta cansarse y conseguir el efecto rebote, para finalmente salir con la excusa de la genética. Si en tu familia nunca ha habido costumbre de cuidarse, o unas mínimas nociones de lo que son buenos y malos hábitos, o alimentos saludables y malsanos, lo más probable es que esta información (o más bien desinformación) se haya propagado generación tras generación, y hasta hoy sigáis comiendo igual de mal y teniendo las mismas malas costumbres. Puede que incluso se las estéis inculcando a vuestros hijos en estos momentos.
La genética como excusa y el cambio necesario 🔄💪
Suena duro, pero:
La genética suele ser la excusa comodín cuando ya no queda ninguna otra excusa. La alternativa es ponerse a trabajar (de verdad) en cambiar hábitos. A priori no parece una alternativa tan agradable y cómoda, pero si te amas a ti mismo/a, ten por seguro que es el mejor regalo que le puedes hacer a tu cuerpo.