🥄 Cuando tu pastillita mágica se convierte en tu desayuno inflamatorio sin que lo sepas

La siguiente escena es de las más comunes de la sociedad: Te despiertas, vas directo al cajón de las pastillas o al pastillero, tragas tu «milagro farmacéutico» con un sorbo de agua y a seguir con el día.

¿Desayuno? Ninguno. ¿Comida real? Tampoco. Pero eso sí: Tu estómago ya ha recibido una buena ración de almidones modificados, edulcorantes artificiales, colorantes y excipientes varios. Todo en ayunas y sin ningún filtro.

Y luego te preguntas por qué te sienta mal el día desde primera hora, por qué te hinchas como un globo, por qué no tienes energía o por qué tu “ayuno” no te funciona como debería.

La realidad que nadie te cuenta pero que desde el Nutri Mortis te contamos es esta: Tu medicación no es neutra. En otras palabras, no solo por el principio activo (la cura de todos tus males) sino por toda la basura que viene con él. 

Porque muchas pastillas, sobres, cápsulas o comprimidos llevan de regalo ingredientes que distan mucho de ser inocentes y más de ser culpables. Hoy en el Nutri Mortis te contaremos todo lo que la industria farmacéutica no quiere contarte:


🧐¿Qué pasa cuando tomas la medicación en ayunas?

Puede que la necesites, no lo ponemos en duda. Pero lo que probablemente tu médico ni tu prospecto no te haya contado, es cómo tomarla sin que te arruine por dentro cada mañana encendiendo el fuego de la inflamación.

El problema no trata en tragarte una pastilla cada mañana (que puede serlo pero lo dejamos para otro episodio) es cuando tragas una pastilla en ayunas, estás dejando que la basura en forma de excipientes, edulcorantes, colorantes, estabilizantes y almidones se absorban sin barreras. Y cuando los tomas en ayunas, con el estómago vacío y sin nada que amortigüe, todo entra a lo grande. A pelo y sin filtro directo al torrente sanguíneo. 

Y claro, en el Nutri Mortis tenemos muy claro que no te quedas sin consecuencias:

1. Picos de insulina innecesarios

Muchas pastillas que tomas en ayunas llevan la famosa, querida y mal disimulada maltodextrina, que no deja de ser un azúcar camuflado que sube la glucosa más que el propio azúcar de mesa. Lo último que necesitas en ayunas es disparar la insulina sin haber comido nada, pero eso es exactamente lo que pasa.

¿Y qué pasa si provocas ese pico en ayunas, sin haber comido nada? Que engañas al cuerpo. Le haces pensar que llega comida. Interrumpes procesos clave como la movilización de grasa, y activas rutas metabólicas que no tocan en ese momento. Y todo esto, por culpa de un excipiente “secundario”.

2. Inflamación intestinal silenciosa

Tomar ciertos excipientes cada día en ayunas machaca tu mucosa intestinal. No ves la inflamación, pero está ahí. Y con el tiempo, aparece la disbiosis, la permeabilidad intestinal, el sistema inmune desregulado… y tú sin enterarte de dónde viene todo.

¿Y qué ves tú? Gases, intolerancias nuevas, infecciones recurrentes o fatiga. Y no sabes por qué. Pero empieza ahí, en esa pastilla mal puesta.

3. Cortas los beneficios del ayuno

Si haces ayuno intermitente (aunque sea sin llamarlo así) y te tomas esa pastilla con almidones o edulcorantes, rompes el ayuno sin darte cuenta. No solo desde el punto de vista calórico, sino metabólico: se interrumpe la autofagia, se pierde el efecto reparador, y tu sistema digestivo se pone a trabajar antes de tiempo.

En resumen: Creías que estabas ayunando, pero tu sistema digestivo ya está currando desde primera hora por culpa de esa “pastillita”.

4. Otros síntomas

¿Te levantas con niebla mental, sin foco ni energía? ¿Te da ansiedad nada más abrir los ojos? ¿Notas el abdomen hinchado aunque no hayas comido aún? ¿Estás cansado antes de empezar el día?

Quizá piensas que es el estrés, que dormiste mal, o que “será normal”. Pero no. Puede que sea esa pastilla que tomas todos los días sin protección, sin acompañarla de comida, y sin saber lo que lleva.


🤔¿Qué deberías hacer entonces?

La pastilla puede ser necesaria, sí. Pero lo que no es necesario es que tu intestino la reciba como un puñetazo en ayunas. Desde el Nutri Mortis te sugerimos que existen formas de cuidarte sin dejar la medicación.

1. Desayuna antes 

No te estamos pidiendo un desayuno de hotel cinco estrellas con buffet libre. Pero sí algo que amortigüe el golpe. Algo que tu cuerpo pueda usar como barrera antes de que entren los químicos.

Ejemplos funcionales:

  • Un huevo revuelto con un poco de aguacate y aceite de oliva
  • Kéfir con semillas de chía o lino
  • Un puñado de nueces, almendras o avellanas junto con fruta como frambuesas o arándanos

Lo importante es que haya grasas saludables, proteína o fibra no una carga de almidones, excipientes artificiales y edulcorantes.

2. Toma la medicación justo después de comer

Salvo que tu médico te indique que debe ser estrictamente en ayunas, la mayoría de medicamentos se pueden tomar después de comer.
Y cuando lo haces así, el cuerpo los tolera mucho mejor:

  • Menos irritación estomacal
  • Menor impacto en el intestino
  • Menos posibilidad de cortar procesos como el ayuno o la autofagia de manera tan agresiva

No es lo mismo tomar una pastilla con el estómago cubierto que en crudo, justo después de salir de la cama. Y tu cuerpo lo nota.

3. Revisa los excipientes de tu medicación

Esto lo pasa por alto casi todo el mundo. Pero los excipientes (lo que acompaña al principio activo del medicamento) pueden ser una bomba de relojería.

Busca en la caja o prospecto cosas como:

  • Maltodextrina
  • Sucralosa o aspartamo
  • Almidón modificado
  • Dióxido de titanio (sí, el blanqueante)
  • Colorantes o aromas artificiales

¿Y si no puedo evitarlo?

Existen excepciones,algunas medicaciones deben tomarse en ayunas para que se absorban bien. Como la levotiroxina (para hipotiroidismo), por ejemplo.
Pero incluso en esos casos, puedes proteger tu cuerpo:

  • Espera al menos 20-30 minutos y luego haz un buen desayuno
  • Evita tomar café solo en ese lapso (puede irritarte aún más el estómago)
  • Consulta con tu endocrino si hay otras presentaciones: formulaciones líquidas, cápsulas con menos carga química, etc.

🎯Conclusión

Tu pastilla puede ser necesaria, pero el cóctel químico que la acompaña no debería ser tu desayuno diario. Cada mañana, sin saberlo, puedes estar saboteando tu salud intestinal, hormonal y metabólica solo por la forma en que tomas tu medicación.
No se trata de dejarla, sino de dejar de tomarla mal. Aprende a proteger tu cuerpo también de lo que supuestamente lo cura. Porque no hay medicina que compense un intestino inflamado a diario. Y aquí lo decimos claro: si no cuidas el cómo, el qué se vuelve veneno.
Y Recuerda lo que decimos desde el Nutri Mortis: «Tu salud no empieza en la farmacia, empieza en tu plato».

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