La pirámide alimentaria es una construcción que nos manda un mensaje tan claro como errado: hay alimentos más importantes que otros. La evidencia científica nos muestra la conveniencia de incluir principalmente frutas, verduras y hortalizas en nuestra dieta. Sin embargo, si observamos la pirámide vemos que la base impone una selección de cereales y derivados, sin siquiera entrar en detalles de si son refinados o no, o si son azucarados o no (de hecho, el azúcar también aparece como algo necesario).

En la pirámide alimentaria se pueden observar paquetes de cereales de desayuno, harina, pan blanco, pan de molde, pasta, azúcar, leche de vaca, embutidos y ultraprocesados, entre otros. En esta línea, podríamos interpretar que los cereales, los lácteos o el azúcar son imprescindibles en una dieta. Pero, basándonos en la realidad científica del momento, podríamos afirmar que solo dos escalones son saludables e imprescindibles en una dieta saludable: el de las frutas y verduras y el de las fuentes proteicas (y no todas).
Pirámide Alimentaria frente a la Nutrición Esencial 🌿
Recordemos que no hay ningún alimento que sea imprescindible. En nuestra nutrición, lo que debemos incorporar son ciertos nutrientes esenciales, lo cual podemos hacer a través de muchas fuentes diferentes. Nuestros hidratos de carbono no se incorporan únicamente a través de los cereales, ni el calcio es un nutriente exclusivo de los lácteos, ni el azúcar que necesita nuestro organismo hay que sacarlo de alimentos azucarados o añadiendo azúcar a las comidas.
Healthy Eating Plate de Harvard 🍽️
Existen otras alternativas más innovadoras como es el caso del Healthy Eating Plate de Harvard (Plato para comer saludable, o plato de Harvard). Dicho plato hace referencia únicamente a las dos ingestas principales: comida/almuerzo y cena, aunque nos valdría igual para cualquier comida en cualquier momento del día. Esta elección tiene su razonamiento lógico, y es que la merienda o la media mañana suelen ser ingestas innecesarias y, además, contraproducentes.

En el plato que nos propone Harvard, las frutas, las verduras y las hortalizas ocupan la mitad del plato (el 50%). Los cereales refinados, el azúcar u otros endulzantes no aparecen, solamente cereales integrales ocupando un cuarto del plato (el 25%). Cuando se refiere a la proteína, es claro y conciso: evita los procesados y que cubra al menos un cuarto del plato (el 25% restante); además nos da a elegir entre proteína vegetal o animal (no nos mete la carne con calzador). Los lácteos, o más bien la leche de vaca, no aparecen (o no deberían, pese a que hay algunas versiones que los reflejan). ¿Dónde se encuentran las bebidas alcohólicas? ¿Y los dulces? ¿Y los ultraprocesados? Ni están, ni se los espera.
Coherencia en la Alimentación 🥗
Esta guía, por tanto, es mucho más coherente con el objetivo de fomentar alimentos sanos y comidas bien balanceadas, ya que los grupos que predisponen a enfermedades, o bien no aparecen, o bien están limitados. Por otro lado, aquellos con capacidad preventiva tienen reservado un importante hueco. No hay tantas dudas.