💨Gases intestinales, gastritis y microbiota: Cómo evitar ser una bomba digestiva diaria

Si después de comer pareces una fábrica de metano, no estás solo. Los gases intestinales son uno de los síntomas más comunes (y seguramente el más ignorado) de desequilibrio digestivo, y en muchos casos van de la mano con la temida gastritis crónica.

Pero que algo sea común no lo hace normal. Porque no, reventar por dentro como un globo viejo después de cada comida no es cosa de “tener un estómago flojo”. Es una señal.


💨Gastritis y gases intestinales: ¿Qué tienen que ver?

Mucho más de lo que crees. Si sufres de gases constantes y también tienes (o sospechas tener) gastritis, puede que ambos no sean solo compañeros de desgracia… sino causa y consecuencia.

Una mucosa gástrica inflamada, como ocurre en la gastritis, altera la producción de ácido clorhídrico y enzimas digestivas. ¿Resultado? Los alimentos no se digieren bien en el estómago y bajan al intestino medio crudos… y claro: las bacterias se montan la fiesta. Eso genera gases, hinchazón, flatulencias y hasta dolor.

En resumen: los gases crónicos pueden ser el eco de una gastritis mal tratada o ignorada. Y si no se aborda desde la raíz, ni el carbón activado ni los mil infusiones del mundo van a solucionarlo.


⚠️Causas de los gases intestinales

Tus intestinos no producen gases por aburrimiento. Hay varios responsables que montan la fiesta ahí abajo, y todos tienen solución si se mira desde la raíz:

1. Fermentación excesiva de alimentos

Cuando tu estómago no hace bien su trabajo digestivo como por ejemplo con la hipoclorhidria (bajo ácido estomacal o falta de enzimas), la comida llega al sin digerir.¿Y qué pasa entonces? Las bacterias intestinales dicen: “¡Banquete!” y se lo comen ellas… fermentándolo como si fuera cerveza artesanal.

2. Disbiosis intestinal

La microbiota es como un ecosistema: si hay más “bichos malos” que buenos, se arma el caos. La disbiosis intestinal no solo te genera gases, sino también inflamación, hinchazón y hasta cambios de humor.

3. Intolerancias alimentarias

El gluten, la lactosa, la fructosa o los FODMAPs pueden causar gases explosivos en personas sensibles. El cuerpo no los digiere, así que las bacterias se dan el festín.

4. Déficit de enzimas digestivas

Si te faltan enzimas (lactasa, lipasa, amilasa), no vas a descomponer bien los alimentos. Y lo que no se digiere… fermenta.

5. Gastritis crónica y H. pylori

La inflamación gástrica y la infección por Helicobacter pylori alteran la producción de ácido y enzimas, empeorando la digestión y aumentando los gases.

6. Azúcar, alcohol y procesados

Estos alimentos alimentan bacterias “malas” y levaduras como la Candida. ¿El resultado? Una tormenta bioquímica gaseosa.


🚨Síntomas de los gases intestinales

No todo se reduce a soltar flatulencias. Los gases también se manifiestan con:

  • Sensación de plenitud después de comer: Comes poco y ya te sientes como si hubieras cerrado un buffet. ¿Por qué? Porque los gases ocupan un espacio que no deberían.
  • Dolor o calambres abdominales: El gas atrapado puede presionar nervios o inflamar la pared intestinal, provocando molestias punzantes, tipo “puñalada invisible”.
  • Hinchazón constante: Esa barriga que por la mañana está plana y por la tarde parece de seis meses. No es magia, es fermentación
  • Eructos frecuentes o regusto ácido: El gas también sube, no todo sale por abajo. Si hay eructos repetidos o un sabor agrio en la boca, el sistema digestivo está haciendo aguas.
  • Ruidos digestivos: No, no es tu estómago cantando, son burbujas de gas moviéndose como pueden entre los intestinos.
  • Mal humor post comida: El intestino y el cerebro están conectados. Una mala digestión no solo se siente en la tripa, también en tu estado de ánimo. Irritación, cansancio, neblina mental… todo por unos cuantos gases mal gestionados.

Y si esto es habitual, algo se está cociendo mal en tu digestión. No lo tapes con un antiácido o una infusión “detox”. Hay que ir a la raíz del problema.


🍽️Cómo eliminar los gases intestinales con nutrición funcional

Aquí no venimos a darte la típica lista de “come lento y mastica bien”. Vamos más allá. Te damos estrategias que realmente funcionan porque van al origen.

1. Elimina los alimentos que promueven la fermentación

  • Lácteos: Si no digieres la lactosa, olvídate del queso y la leche de vaca. Alternativas: bebidas vegetales sin azúcares ni gomas.
  • Azúcar y edulcorantes artificiales: Alimentan a las bacterias malas y alteran tu microbiota. Especialmente los polioles (sorbitol, xilitol), que fermentan como si no hubiera un mañana.
  • Legumbres sin remojo: Si las comes mal cocidas y sin remojar, prepárate. ¿Solución? Germínalas o cocínalas con alga kombu y especias carminativas.

2. Introduce alimentos que calman tu microbiota ✅

  • Verduras cocidas y fibras solubles: Como el calabacín, zanahoria o patata. Son suaves, no fermentan tanto y nutren el intestino sin montarle un circo.
  • Papaya y piña: Con enzimas naturales que facilitan la digestión de proteínas.
  • Ajo negro y jengibre: Antimicrobianos suaves y antiinflamatorios. Ayudan a controlar la sobrepoblación bacteriana y promueven digestiones más ligeras.
  • Infusiones de anís, hinojo y comino: Son carminativas: relajan el intestino y ayudan a expulsar los gases sin dolor ni drama.

💊Suplementos útiles para mejorar los gases intestinales

Los suplementos no sustituyen una mala alimentación, pero bien usados pueden servir de gran alivio digestivo. Eso sí, bajo control profesional, porque no todo sirve para todos:

  • Enzimas digestivas: Fundamentales si tienes digestiones pesadas. Ayudan a descomponer mejor los alimentos y evitan fermentación.
  • Probióticos específicos: No todos valen. Algunas cepas como Bifidobacterium lactis o Lactobacillus plantarum ayudan a controlar la producción de gases.
  • Aceite esencial de menta encapsulado: Reduce espasmos, relaja la musculatura intestinal y disminuye la sensación de hinchazón.
  • Carbón activado (uso puntual): Debe de usarse puntualmente y a su función es la de absorber gases y toxinas. Solo para momentos de emergencia, no como uso continuo.

📌Conclusión

Tener gases de vez en cuando es normal. Tener una fiesta diaria en el intestino no lo es, cuando cada comida se convierte en un experimento explosivo, es hora de mirar más allá del “qué comí” y empezar a preguntarse cómo lo estoy digiriendo.

Desde el Nutri Mortis abordamos la nutrición funcional y la medicina funcional que no tapan el olor, van al fondo del asunto: analizan tu microbiota, tu producción de enzimas, tus intolerancias y el estado de tu barriguita con lupa.

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