Seguro que te suena esto: ¿Te despiertas más cansado de lo que te acostaste? ¿Tienes la mente en modo Google con más de 20 pestañas abiertas?. Desde el Nutri Mortis te lo decimos: Probablemente lo tuyo no sea debilidad ni obsesión sino el grave problema de la sociedad en este siglo XXI, el estrés crónico. Un estado tan silencioso como devastador, que se ha normalizado tanto que parece parte del “pack de adulto”. Pero no debería ser así. Y aquí es donde entra la Nutrición Funcional del Nutri Mortis, donde nos basamos en ir a la raíz de tu problema y solucionarlo, no a maquillar síntomas.
Porque si llevas tiempo apagado, desconectado y sobreviviendo con café y voluntad, es hora de entender lo que tu cuerpo lleva tiempo intentando decirte a gritos. Quédate conmigo y te explico bien detallado todo:

🤔¿Qué es el estrés crónico?
El estrés crónico no es solo «estar nervioso» o la frase de tu cuñado «esto es una mala racha». Es como si tu cuerpo viviera permanentemente en un estado de supervivencia, activando la alarma de tu sistema nervioso, donde tu cuerpo actúa como si estuviera «huyendo de algo» (aunque sea del jefe o la suegra). El problema es que este estado de activación desgasta tu organismo: energía por los suelos, defensas bajas y mente en piloto automático (te mueves por impulsos y no te puedes concentrar).
Y ojo, lo más peligroso del estrés crónico es que no hace ruido al principio. Se cuela como un ninja y cuando te das cuenta ya estás:
- Reventado de cansancio, aunque no hayas hecho nada físico.
- Saltando por cualquier tontería.
- Comiendo mal, durmiendo peor y pensando en modo bucle.
- Y con la sensación de que, por mucho que hagas, nunca llegas y nunca es suficiente.
Esto no es vivir, sino sobrevivir en un mundo donde eres un zombie de The Walking Dead y vas dando tumbos por ahí.
Spoiler: tu cuerpo no fue diseñado para vivir en alerta constante. Por eso, desde el Nutri Mortis te recomendamos abordar este gran problema del siglo XXI con la nutrición funcional y la medicina funcional ya que no se conforman con poner parches, sino que buscan el botón de reinicio. Y créeme, ese botón existe y no está en el tercer café del día.
🚨Síntomas del estrés crónico
Tu cuerpo no habla con palabras te manda gritos con una lista de síntomas. Y mientras tu sigues tirando con cafeína a tutiplén, azuquita refinado y el «tirar pa’lante», él te está enviando señales claras de que algo no va bien.
¿Quieres saber si el estrés crónico te ha alquilado un ático en el cuerpo? Atento a esta lista del Nutri Mortis, porque quizá lo que tú creías que era “normal” no lo es tanto.
Síntomas físicos
- Fatiga constante: No has corrido una maratón, ni has subido el Everest sin bombona de oxígeno, pero te sientes como si lo hubieras hecho. La fatiga del estrés no viene por esfuerzo físico, sino porque tu mente anda siempre «disparada».
- Dolor muscular: No has estado cargando sacos en la obra de tu barrio pero sientes dolor en hombros, cuello y espalda. Lo que de verdad estás cargando son pensamientos, preocupación y una crisis existencial que pesan más que un saco de cemento. Cuando estás estresado se activa el sistema de alerta y se tensan los músculos (como si estuvieran «en huelga» ).
- Problemas digestivos: Uno piensa que el sistema digestivo se dedica a procesar alimentos como si fuera una máquina, pero cuando aparece el estrés comienza «la función» en forma de: Acidez, hinchazón, diarrea o estreñimiento. Y ahí estás tú sin haber comido nada, pero con un volcán en erupción dentro .
- Cambios de peso: Cuando el estrés se cuela en tu vida, tu cuerpo se olvida de comer o no para de masticar. No comes por hambre sino por «picoteo emocional» , abres la nevera y cualquier resto te parece un tesoro.
- Alteración del sueño: Tu cuerpo está sin batería, pero tu mente se pone en modo fiesta. Te acuestas con la esperanza de dormir como un tronco y terminas durmiendo como un vigilante nocturno
Síntomas emocionales
- Ansiedad: El estrés dispara tu ansiedad. El corazón late como un tambor , respiras como si hubieras subido diez pisos, te sudan las manos, te tiemblan las piernas y te recorren mil pensamientos por la cabeza.
- Cambios de humor: Pasas de la risa a las ganas de lanzar el mando a distancia contra la pared de forma impredecible.
- Dificultad para concentrarse: Ese estado de niebla mental en el que tu cerebro decide que pensar con claridad es opcional, justo cuando más lo necesitas.
- Tristeza: Esa melancolía que aparece sin pedir permiso. Un día te levantas y lo ves todo gris, no te pasa nada malo pero te sientes apagado y de «bajón».
- Irritabilidad: Te conviertes en una especie de cactus , al que todo le pica y molesta. Es como tener el sistema nervioso inflamado y te ofendes con cualquier pregunta.
🔥Estrés y sistema nervioso: Más que una conexión química
El estrés no solo te deja sin pilas o te altera el humor como tu suegra sino que también desencadena una tormenta bioquímica dentro de ti. Cuando tu cuerpo detecta una amenaza (aunque sea el correo del jefe o una carta de hacienda), activa un circuito muy especial: El llamado eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal o eje HHA (para los técnicos).
Este eje es el encargado de poner en marcha tu sistema de alarma interno, liberando un cóctel hormonal liderado por el gran protagonista del estrés crónico: El famoso cortisol.
¿Qué es el cortisol?
Es la hormona de «la supervivencia», es decir nos mantiene en alerta a corto plazo, pero a largo te quema literalmente.
- Te mantiene alerta.
- Moviliza energía.
- Te ayuda a reaccionar rápido en una situación de peligro.
El problema es cuando no hay botón de apagado.
Tu cuerpo no está diseñado para vivir todo el día como si estuviera escapando de una estampida. Y ese cortisol que al principio te salvaba al final acaba quemándote por dentro.
Demasiado cortisol durante demasiado tiempo no es gratis, aquí tienes el precio que pagas en cuotas invisibles:
1. Desequilibrio hormonal
El cortisol compite con otras hormonas por los recursos del cuerpo. Si él sube, otras bajan:
- Se alteran las hormonas sexuales (estrógenos, testosterona), afectando al deseo, la fertilidad y el ciclo menstrual.
- Disminuye la producción de melatonina, por lo que dormir bien se vuelve misión imposible.
- Aumenta la resistencia a la insulina, esto puede desembocar en prediabetes.
2. Pérdida de masa muscular
Cuando hay mucho cortisol, el cuerpo empieza a «romper»» músculo para obtener energía rápida.
¿El resultado? Pierdes masa muscular aunque entrenes, y te sientes flojo como fideo hervido.
3. Aumento de grasa visceral o abdominal
El cortisol tiene una especial «afición» por acumular grasa en la barriga.
Y no es una grasa cualquiera, es inflamatoria y peligrosa: Está relacionada con enfermedades cardiovasculares, hígado graso y resistencia a la insulina.
4. Acelera el envejecimiento celular
Con niveles altos de cortisol, tu cuerpo vive en un estado de inflamación crónica de bajo grado. En otras palabras: envejeces antes, por dentro y por fuera.
🍽Alimentación funcional para el estrés
No vas a salir del bucle comiendo el primer ultraprocesado que pilles, ni chutándote 5 cafés al día. Desde el Nutri-Mortis queremos darte la solución con un enfoque nutricional práctico. Coge papel y boli y toma nota.
Alimentos que reducen el estrés
- Aguacate : Contiene grasas buenas para tu cerebro, regula los niveles de cortisol y te deja saciado. Además es muy rico en magnesio para relajar el sistema nervioso.
- Pescado azul : Fuente de grasas como el salmón, caballa, atún son ricos en omega-3, que son antiinflamatorios y mejoran tu estado de ánimo.
- Frutos secos: Un buen puñado de frutos secos (nueces, almendras…) puede darte el magnesio que tu sistema nervioso necesita para mantenerte en alerta y no perder energía. Además son ricos en zinc y vitamina E, para que tu sistema nervioso esté chill.
- Vegetales verdes: Espinacas, brócoli, acelgas o lechuga aportan cantidad de vitaminas y minerales. Aunque no resulten tan apetecibles como una pizza recién hecha, son súper alimentos.
💊Suplementos para el estrés
Los suplementos naturales para el estrés son esa pequeña ayuda extra cuando sientas que tu sistema nervioso está alterado, aunque siempre debes de cumplir los pilares básicos que hemos propuesto. Desde el Nutri Mortis te recomendamos los siguientes suplementos para ese empujoncito:
1. Ashwagandha
Esta raíz de efectos adaptógenos ayuda a tu cuerpo a adaptarse al estrés y mantener el equilibrio. Además:
- Disminuye el cortisol (hormona del estrés).
- Mejora el sueño y el estado de ánimo.
- Y ahí quién dice que: te da «un plus de energía zen».
2. Rhodiola rosea
Otro adaptógeno, pero esta vez viene de climas fríos y su especialidad es ayudarte a rendir sin desinflarte como un globo durante el proceso.
- Mejora la concentración.
- Reduce la niebla mental.
- Baja el volumen del estrés sin sedarte.
3. Reishi (hongo medicinal)
Usado en la medicina tradicional china, el reishi es como un maestro zen: Lento, constante y muy relajante.
- Baja la ansiedad.
- Repara tu sueño.
- Refuerza tus defensas.
4. Magnesio (el clásico anti-estrés)
Este suplemento es muy completo, como ese tío tuyo que se lo sabe todo. Algunas formas de tomarlo es en citrato, óxido y bisglicinato de magnesio. Destaca por su efecto calmante, mejora el rendimiento mental y proporciona bienestar.
- Relaja la musculatura🧘♀️.
- Ayuda a descansar.
- Despeja la mente.
5. Melisa, valeriana y pasiflora y todas sus primas
Sí, todas esas infusiones de plantas que llevas tomando toda la vida para distintas dolencias. Te relajan de forma suave, natural y segura.
- Relajan sin dejarte KO (aunque la valeriana es más potente).
- Ideales para irte a dormir después de un día frenético .
🎯Conclusión
Estar cansado, confuso y emocionalmente quemado no es normal y no es algo que debas de normalizar pero tiene solución. No se trata de eliminar el estrés, sino de aprender a gestionarlo, sin que él te gestione a ti.
Pero desde el Nutri Mortis te damos una buena noticia: Se puede revertir. Con alimentación integral que te nutra de verdad, llevar un estilo de vida sano y si hace falta, asesoramiento profesional recuperarás tu energía y vitalidad, sin perder tu paz mental.
Cuando entiendes al cuerpo y lo nutres desde la raíz, recuperas no solo energía, sino también claridad, equilibrio y ese estado donde el estrés ya no manda: Mandas tú.